Aquel reloj digital, que llevaba más de 25 años con Gabriel y que le acompañaba en todos sus viajes, le recordó que ya eran más de las 2 y media de la madrugada. Una hora que solo solía ver cuando despertaba por las noches y contaba las que le quedaban de sueño, a simple vista, sin tener que moverse mucho para no desvelarse, algo que le costaba muy poco. Miró la tableta de chocolate [Leer más…]